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sábado, 11 de abril de 2015

Ediciones de lujo para líderes de opinión.

En varias ocasiones hemos hablado en esta página sobre cómo cada vez son más predecibles las notas a los títulos de turno, sobre todo cuando hay una gran desarrolladora detrás. 
Muchas veces tenemos que consultar páginas menos mayoritarias para tener una crítica sincera del último lanzamiento de turno, o por lo menos una crítica diferente, porque si nos limitamos a las revistas de siempre, casi que podemos adivinar la nota dos meses antes de que hagan el análisis.

La Objetividad por parte de los redactores  se puede perder y de hecho se pierde por varios factores, uno de ellos pueden ser los llamados maletines que vuelan desde la editora hasta la sede de algunos medios para inflar la nota.

Por otro lado, no tiene que ser un motivo económico, por ejemplo, el dar a una determinada revista acceso a información del próximo lanzamiento (aunque si lo pensamos bien esto sigue siendo dinero, ya que las revistas venden información), pagarles viajes a sus sedes, darles conferencias donde se les lava el cerebro sobre las miles de virtudes de su próximo título o el envío de ediciones de lujo a los medios son otras de las técnicas que se utilizan para influir, al menos en estos últimos casos, de forma ética, en los analistas.



Desde luego no puedo estar de acuerdo con el primer ejemplo, donde de forma directa se intenta comprar la nota del juego, pero en cambio no puedo estar en contra de medidas de marketing totalmente legales como de las que hemos hablado anteriormente, ya que en estas últimas no se coarta la libertad del redactor a poner la nota que considere.

Dicho en otras palabras, por mucho que se nos inviten a las sedes de los estudios, se nos manden ediciones de lujo, o se nos de información exclusiva acerca del próximo lanzamiento, siempre tendremos la libertad de pensar lo que queramos y dar la nota que consideremos a su próxima megaproducción. Aunque eso conlleve que la próxima vez no estemos invitados al viaje, o no nos envíen un jamón por navidad.




Por si os habeis preguntado si nosotros hemos sido víctimas de algunas de estas medidas, pues no me queda más remedio que confesar que no, lo que por otra parte conlleva que tenemos una opinión desorbitadamente objetiva, o más bien desorbitadamente subjetiva dónde sólo manda nuestra experiencia con lo que se muestra en pantalla.

Quizás algún día tengamos que hacer grandes esfuerzos para olvidarnos de la última juerga que nos corrimos con Houser de Rockstar en Los Angeles, para poder ser lo más objetivos posibles sobre su lanzamiento, pero no os preocupeis, ese día está todo lo lejos que puedo imaginar.